En muchos videojuegos, así como en la mayoría de los cuentos de hadas, el final suele ser el típico cliché en el que el héroe (sea príncipe, caballero o plomero) rescata a la damisela en peligro y vive con ella el resto de sus días. Es así como terminan estas historias, y por tanto ya no nos enteramos de cómo fueron las vidas de los personajes después de la odisea, aunque uno siempre asume que les irá bien.
Ahora, si nos ponemos a analizar bien la situación, lo que deberíamos esperar de una relación tan, digamos, forzada, es que seguramente no va a durar mucho. Y es que el que alguien le salve la vida a una chica no va a hacer que ella se enamore en toda regla de su salvador, si acaso sentiría un profundo sentimiento de agradecimiento, pero hasta ahí.
Y si no me creen que esto pueda pasar, entonces preguntenle a Dan the Man, un héroe videojuego que creyó que el salvar a una princesa de las garras de un monstruo le sería suficiente para tener una vida llena de felicidad:
Por suerte para Dan, él tiene varias vidas. Desafortunadamente nosotros no.
Decisiones… decisiones…